AMOR PRIMERO, AMOR SIEMPRE
Cuando mi hija mayor me dijo que era transgénero, lloré. Estaba confundida. Ni siquiera sabía a dónde ir o con quién hablar, y yo sabía que mi iglesia no estaba preparada para tocar el tema. Entonces empecé a orar y a leer.
Han pasado un par de años ya. Mi hija Amy está más feliz que nunca viviendo como chico. Sus hermanos adolescentes la aceptaron sin cuestioner; para ellos, su hermana mayor estaba simplemente "regenerándose" como en Dr. Who - la misma persona por dentro pero diferente por fuera.
Yo no tenía ninguna relación con personas transgénero antes que mi hija. Era ignorante de la problemática trans. No puedo decir que entiendo lo que es ser transgénero, pero tampoco entiendo lo que es ser asiático o negro. No necesito entender para amar y aceptar.
Ahora lucho por los derechos de las personas transgénero, por los derechos humanos básicos y la aceptación, e intento educar a esas personas que son ignorantes. Mi hija es hermosa, amable, generosa y fuerte. La amo mucho y anímo a otras familias a amar a las personas LGBTQIA y aceptarlas en sus vidas.
Considerando que las personas transgénero tienen un porcentaje de suicidio DIEZ VECES más alto que de la población en general, prefiero aceptar una hija transgénero que enterrar a un hijo cisgénero. Mi familia y mis amigos, mi Señor y sus caminos: éstos están en el corazón de quién soy.
Bekki Ortiz